
Otro cuadro importante es el cuadro de aviso. Se trata de un cuadro que ofrece tan sólo unas pocas opciones y que aparece en momentos muy concretos, como cuando vamos a hacer una acción muy importante que no hay manera de revertir. El más común de estos cuadros es el que aparece cuando cerramos un programa y no hemos guardado los cambios del archivo.
Estos cuadros nos ofrecen pocas alternativas de acción: aceptar lo que vamos a hacer, rechazarlo o cancelarlo. Según el sistema o el programa, las opciones cambian de nombre y hasta de orden. Incluso puede ser que sólo nos de una opción, de manera que no podamos elegir nada más.
Es importante leer el contenido del cuadro de aviso, pues lo que diga (y por lo tanto, la acción que vamos a hacer) puede ser diferente según el programa, el sistema operativo o el gestor de ventanas. Es muy mala costumbre no hacerlo, pues esto suele ocasionar perdidas irrecuperables de información.
En todo cuadro de diálogo podemos desplazarnos entre las opciones empleando la tecla tabulación (o los cursores) y aplastando “Enter” cuando estemos sobre la que deseamos. Como los cuadros de aviso pueden variar enormemente, es muy importante leerlos antes de realizar una acción. Si tenemos alguna duda, lo mejor es cancelar, lo cual también lo podemos hacer desde el teclado con “Esc”.
Los cuadros de aviso aparecen para decirnos algo. Por desgracia, en muchas ocasiones no se hace caso de ellos y se pulsa “aceptar” o “sí” sin pensar en las consecuencias que puede tener. Usar bien una computadora implica leer todos los cuadros de aviso que aparezcan y tener cuidado con lo que se hace.